El silencio se rompe: madurez y sexualidad sin filtros
Durante mucho tiempo, se nos ha vendido la idea de que la libido femenina caduca pasada cierta edad. Que después de los 40 (o 50, o 60), una mujer ya no debería preocupar(ni emocionarse) por su deseo sexual. ¿Y sabes qué? Muchas de nosotras no solo estamos cuestionando ese mito obsoleto, sino que lo estamos destrozando con hechos, experiencias vividas y una renovada libertad.
Hoy quiero hablarte de esos tabúes sexuales que las mujeres maduras estamos rompiendo. No con escándalo ni provocación gratuita, sino desde la honestidad, la experiencia y, sobre todo, el derecho que tenemos a vivir nuestro placer sin culpa ni prejuicios. Tal vez te reconozcas en algunos puntos. Tal vez aún estés empezando a explorarlos. Lo importante es saber que estás completamente en tu derecho.
Sí, seguimos teniendo deseo (y mucho que explorar)
Una de las ideas más absurdas —y peligrosas— que aún circula es que la sexualidad femenina desaparece con la menopausia. Nada más alejado de la realidad. No estamos hablando de correr una maratón sexual, sino de reconocer que el deseo cambia, se transforma, pero no desaparece.
Marina, una amiga de 56 años, me contaba hace poco: “Yo empecé a disfrutar de mi cuerpo de verdad a los 50. Sin prisas, sin la presión de complacer, sin miedo al ridículo. Solo por el puro placer de sentir.”
¿No es eso liberador? No buscamos aprobación. Buscamos conexión, descubrimiento, juego, autenticidad. Y sí, orgasmos también.
Explorar nuestra sexualidad… solas
Otro de los grandes tabúes que se está quedando obsoleto: la masturbación en mujeres mayores es todavía un tema incómodo para mucha gente, pero cada vez más de nosotras hablamos de ello sin tapujos.
¿Por qué depender siempre de otra persona para el placer? Conocerse es clave. Saber qué te gusta, qué funciona para ti en esta etapa, cómo ha cambiado tu cuerpo… todo eso es empoderamiento. Nada más.
Muchas mujeres me lo han dicho en mensajes tras leer artículos anteriores: “Después de varios años sin pareja, redescubrí mi cuerpo. Es como conocerme otra vez, y eso me dio una seguridad brutal.”
Aquí el mensaje es claro: tocar no es tabú, es autoconocimiento. Y no hay edad para eso.
Hablar de sexo (sí, en voz alta)
Hablar con nuestras amigas de sexo, del bueno, del frustrado, del ausente o del redescubierto, aún cuesta. ¿Por qué? Porque durante años nos enseñaron que ser “señoras” implicaba discreción, silencio y resignación.
Pero eso también está cambiando. Cada vez somos más las que, entre copas de vino o cafés al sol, hablamos con alegría de:
- Juguetes sexuales (¡el vibrador debería venir en la caja del seguro social!)
- Experiencias con parejas jóvenes
- Descubrimientos en tantra o masajes eróticos
- Expectativas no cumplidas y cómo afrontarlas
No se trata de presumir. Es compartir, normalizar, darnos cuentas de que ni estamos solas ni somos raras. Que el deseo es universal, aunque cada una lo viva a su ritmo.
Relaciones sin compromiso: el placer sin etiquetas
Otro tabú que tambaleamos cada día más es esa idea de que una mujer mayor solo busca estabilidad, compromiso y “una segunda oportunidad de amor eterno”. Hay mujeres que lo desean, y es válido. Pero también hay muchas que buscan otro tipo de conexiones.
Isabel, de 54 años, me confesó: “Después de una larga relación, no quiero volver a vivir con nadie. Pero eso no significa que no tenga citas, que no tenga sexo o que no me divierta.”
¿Qué está mal en eso? Nada. Sencillamente se trata de definir nuestras propias reglas y necesidades. Algunas queremos vivir pasiones intensas aunque breves. Otras preferimos conocernos sin urgencias ni promesas eternas. Todo vale si es consensuado y claro desde el principio.
Decidir lo que queremos (y también lo que no)
Durante años nos dijeron que debíamos decir “sí” para no incomodar, para no parecer frías, para no “perder” una pareja. Pero una de las cosas más potentes que trae la madurez es la libertad de decir no. A prácticas que no nos gustan. A citas que no nos convencen. A demandas emocionales que no nos corresponden.
Tenemos derecho a:
- No seguir el guion sexual tradicional
- Decidir cuándo queremos sexo y cuándo no
- Poner límites claros sin sentirnos culpables
- Replantearnos todo lo aprendido si ya no nos sirve
Y eso también es sexualidad. Porque el sexo, en su mejor versión, comienza por respetarnos.
Abrirnos a nuevas prácticas (también es madurez)
El descubrimiento no termina jamás. Muchas mujeres maduras se están permitiendo probar cosas nuevas: desde BD/SM suave hasta parejas abiertas u otras formas de relación que antes ni se habrían planteado.
Y ojo, no como moda ni presión, sino por decisión genuina. Por mirar hacia adentro y preguntarnos: “¿Qué quiero explorar ahora que me conozco mejor?”
Lo interesante aquí no es la práctica en sí, sino la libertad con la que la elegimos. Alguien me dijo una vez (y me lo apropié): “La madurez es volver a ser adolescente, pero con criterio.”
Y sí, si nos apetece usar esposas de peluche o leer literatura erótica, que sea por placer, no por llenar vacíos ni complacer ajenos.
Sexo con nosotras primero: reconectar con nuestro cuerpo
La maternidad, las rutinas, la exigencia constantemente puesta en “otros” muchas veces nos han alejado de nuestro cuerpo. El paso del tiempo deja huella, sí, pero eso no le resta valor ni posibilidad.
Estamos aprendiendo (algunas desde cero) a tratarnos con ternura, a volver a tocarnos con placer, no con crítica. La autoestima sexual no nace de una talla ni de un número en la báscula, sino de reconocer que nuestro cuerpo merece placer. Así, tal cual es hoy.
Redefinir el placer desde la autenticidad
No todas las mujeres tienen orgasmos explosivos. Ni todas los quieren. Algunas priorizan la conexión emocional, otras el juego previo, otras el tacto lento. No hay una sola forma válida de vivir la sexualidad, y eso es algo que nos cuesta aceptar después de haber crecido con tantos modelos inalcanzables.
¿Y si tu forma de gozar incluye risas, silencios largos, caricias que empiezan tras una cena con velas? ¿Y si tu placer es más mental, más emocional, más sensorial? No hay reglas rígidas. Solo ganas de descubrir, hablarlo y compartirlo (si queremos).
Porque el deseo está vivo (y no tiene fecha de caducidad)
La sexualidad en mujeres maduras no solo existe, sino que puede ser más rica, más consciente y más plena que nunca. No hay necesidad de replicar los esquemas de antes. Ahora tenemos otras prioridades: conexión real, honestidad, disfrute sin culpa. Y una libertad que nuestras madres y abuelas apenas soñaron.
Así que si te sorprende descubriéndote más atrevida, más juguetona o más curiosa tras los 40… no estás sola. Estás exactamente donde muchas otras estamos: escribiendo nuevas historias, rompiendo tabúes y disfrutando del viaje sin pedir permiso.
¿Te animas a compartir el tuyo?