Sexo seguro y satisfactorio después de los 50
Sexo seguro y satisfactorio después de los 50

Sexo seguro y satisfactorio después de los 50

El placer no tiene fecha de caducidad

Hace unos años, escuché a una amiga decir en una cena: “Yo ya pasé la edad del sexo”. Todos en la mesa nos quedamos mirando, entre la sorpresa y el desconcierto. No por juzgarla, sino porque esa frase pesaba como un cierre innecesario. ¿Desde cuándo el deseo tiene fecha de vencimiento? ¿Quién puso esa norma absurda?

Hoy, más que nunca, podemos afirmar con firmeza que el sexo después de los 50 no solo es posible, sino que puede ser más libre, más consciente y, sobre todo, profundamente satisfactorio. Pero para vivirlo plenamente, también hace falta hablar de algo igual de importante: el sexo seguro. Porque madurez no es sinónimo de inmunidad.

Lo que no te contaron: las ETS no distinguen edades

Con el final de la menopausia, muchas mujeres sienten una nueva libertad: ya no hay riesgo de embarazo, lo que algunas interpretan —equivocadamente— como una razón para dejar el preservativo a un lado. Y aquí viene el golpe de realidad: las enfermedades de transmisión sexual (ETS) siguen tan presentes como siempre, y no desaparecen con las canas.

No es por asustar, es por informar. Según el propio Ministerio de Sanidad, en los últimos años ha aumentado el número de diagnósticos de ETS en personas mayores de 50. La razón: en esta etapa muchas redescubrimos la sexualidad, empezamos nuevas relaciones, y a veces dejamos de lado la protección por desconocimiento o por pensar que “a esta edad, eso no pasa”. Pues sí, pasa. Y más de lo que se cree.

Sexo y disfrute: la emoción de redescubrir(nos)

Lourdes, 57 años, divorciada hace tres, me escribió hace poco al blog: “Siento que tengo más ganas ahora que a los 30. Pero también tengo miedo, porque es un territorio nuevo después de estar casada tanto tiempo”. ¿Cuántas nos sentimos reflejadas en su testimonio?

La buena noticia es que tenemos más herramientas. Más madurez emocional, más claridad sobre lo que queremos (y lo que no), y más disposición a explorar sin prejuicios. El sexo satisfactorio después de los 50 no se basa solo en lo físico, sino en una conexión más amplia: con nuestro cuerpo, con nuestro deseo, con nuestra libertad. Y para que esa experiencia sea completa, también necesita ser segura.

Claves para practicar sexo seguro y disfrutarlo

No se trata de ponerle freno al placer. Al contrario: se trata de cuidarnos para poder entregarnos sin miedo. Aquí te comparto algunos consejos prácticos que muchas hemos ido descubriendo con la experiencia:

  • El preservativo no es solo para adolescentes: sigue siendo el método más eficaz para prevenir ETS. No es negociable, incluso si la otra persona dice haber hecho pruebas. Pide, exige, normalízalo.
  • Pruebas médicas regulares: si estás iniciando una nueva relación o tienes parejas sexuales ocasionales, hazte chequeos. Es un acto de autocuidado, no de desconfianza. Y puedes proponerlo a tu pareja como algo mutuo.
  • Hablar con honestidad: puede dar vergüenza al principio sacar el tema, pero es necesario. “¿Te has hecho pruebas últimamente?”, “¿Usas preservativo siempre?”… Son preguntas que salvan salud y evitan malos ratos.
  • Lubricación y salud vaginal: con la menopausia, muchas notamos sequedad. Utiliza lubricantes de base acuosa y no temas consultar al ginecólogo. El placer no debe doler.
  • No ignores señales: picor, dolor, flujo inusual… Son signos de que algo no anda bien. No lo atribuyas solo “a la edad” o a cambios hormonales. Escucha a tu cuerpo.

¿Y el deseo? Ese no desaparece, se transforma

A veces me preguntan: “¿Y qué pasa si no tengo ganas?” Pues pasa, como en cualquier momento de la vida. El deseo no es una línea recta. Está influido por lo emocional, la autoestima, la salud, las experiencias pasadas. Pero también es verdad que muchas redescubrimos una potencia sexual que ni imaginábamos.

El secreto está en permitirnos experimentar sin culpa, sin expectativas rígidas, sin importar lo que dictan los estereotipos. Es probable que no busquemos lo mismo que a los 20, y eso está bien. Las caricias lentas, las conversaciones íntimas, la complicidad… todo eso también es sexo. El buen sexo. El que importa.

Una anécdota que lo resume todo

Carmen, 62 años, me compartió algo que no puedo dejar de contar: “Después de enviudar, pensé que el sexo se había acabado para mí. Cuatro años después, conocí a alguien por internet. La primera vez que estuvimos juntos, llevé mis preservativos en el bolso, aunque murió de la risa cuando los vio. Me dijo: ‘Gracias por pensar en los dos’. No solo lo disfrutamos, sino que desde ese día sé que cuidarme es una forma de quererme”.

Qué importante eso: querer(se), cuidarse, atreverse. Porque ninguna edad es demasiado tarde. Porque el deseo no jubiló contigo. Porque cada cuerpo, cada historia, cada placer se merece ser vivido sin miedo.

Consejos para mujeres maduras que vuelven a la escena del deseo

Si llevas tiempo sin mantener relaciones o estás redescubriendo tu sexualidad después de años de pareja estable, es normal sentir un poco de vértigo. Pero también puede ser profundamente liberador. Aquí van algunas recomendaciones, a modo de esas conversaciones entre amigas que iluminan:

  • No te compares: ni con tu yo del pasado, ni con lo que la sociedad “espera” del sexo. Cada etapa tiene su sabiduría y belleza.
  • Tómate tu tiempo: no hay prisa. El sexo no es una competición ni un protocolo. Es presencia, juego, entrega.
  • Haz del conocimiento tu aliado: lee, informa, conversa. Saber nos da poder, y en el terreno sexual, eso se traduce en libertad y confianza.
  • Confía en tu intuición: si algo no te convence, escucha esa vocecita interior. No tienes que “agradar” ni adaptarte. Tu bienestar va primero.

El amor propio se nota en la cama

Hay algo que con los años se vuelve cada vez más evidente: quien tiene amor propio, se nota. En cómo se toca. En cómo se expresa. En cómo pone límites. En cómo disfruta sin culpa. El sexo después de los 50 puede ser un verdadero acto de poder, cuando está nutrido de respeto por una misma y por el otro.

Así que sí, amigas, el sexo maduro puede ser el mejor de nuestra vida. Con ternura o con pasión, con travesura o con calma. Pero siempre desde una premisa simple y revolucionaria: estoy viva, estoy aquí, y el placer también es para mí.

Una invitación a redescubrir(se)

Este no es un discurso motivacional vacío. Es una constatación que vemos cada día en este blog con las historias de tantas mujeres que se animan a sentir de nuevo, a tocar, a dejarse tocar. Cuidar la salud sexual es parte de ese camino: usar protección, hacerse chequeos, hablar claro, romper con los silencios incómodos.

Porque si algo nos enseña la madurez, es que los mejores placeres no son los perfectos, sino los auténticos. Y para vivirlos así, hay que soltar la culpa, abrazar el deseo y, sí, ponerse el preservativo sin drama. Como quien se pone las ganas de vivir otra vez.