Placer femenino: explorando tu cuerpo sin tabúes
Placer femenino: explorando tu cuerpo sin tabúes

Placer femenino: explorando tu cuerpo sin tabúes

El placer femenino ha sido durante demasiado tiempo un tema silenciado, mal entendido o directamente ignorado. Muchas mujeres maduran con una idea limitada —o incluso inexistente— de su propia sexualidad, como si el deseo fuera patrimonio exclusivo de la juventud. Pero algo cambia con los años, ¿verdad? Ya no basta con conformarse. Llega un momento en el que una quiere conocerse, entenderse… y por qué no, disfrutar(se).

Descubrir tu cuerpo más allá del espejo

Sabemos mirar nuestro reflejo, corregir un mechón rebelde o disimular una arruga. Pero, ¿cuánto tiempo dedicamos a explorar nuestro cuerpo con verdadera curiosidad y ternura? Una cosa es verse, y otra muy distinta es sentirse.

No se trata de buscar defectos ni de compararse con modelos irreales. Se trata de reconectar. De dejar atrás la vergüenza heredada y empezar a tocar —sí, tocar— sin juzgar. La piel guarda historias, pero también es territorio de juego. Y el autoconocimiento empieza literalmente por nuestras propias manos.

Te propongo algo sencillo pero muy poderoso: una ducha caliente, una toalla suave, cero prisa. Respira, date ese tiempo, explora sin objetivos. ¿Qué zonas te producen cosquillas? ¿Dónde sientes más sensibilidad? ¿Qué caricias disfrutas más? No tengas miedo de experimentar. El placer no tiene mapa fijo, y cada cuerpo cuenta su propia versión.

El mito de la “normalidad” en el deseo

Una de las historias que más me impactó la escuché en un grupo de mujeres entre 45 y 60 años. Una de ellas confesó: “Yo nunca me he masturbado. Pensaba que era una cosa sucia, casi de adolescentes. Hasta que empecé a leer y hablar con otras como yo y pensé: ¿y si me estoy perdiendo algo importante?”.

Y sí, se había perdido algo importante durante décadas. Pero lo bonito fue que no se quedó ahí. Empezó a explorar, primero con algo de inseguridad, luego con creciente entusiasmo. Hoy se ríe de sí misma: “He descubierto más sobre mi cuerpo en tres años que en los anteriores cincuenta”.

La presión social, la educación religiosa o simplemente la desinformación han llevado a muchas a creer que el deseo “normal” es pasivo, automático o ajeno. Pero el deseo no responde a receta alguna. A veces aparece con fuerza, otras hay que provocarlo delicadamente. Lo importante es reconocer que una tiene permiso para desear… y para buscar ese placer sin culpa.

La masturbación: un acto de amor propio

No hay tabú más persistente que el de la masturbación femenina. Para muchas, sigue siendo un tema que se dice en voz baja o ni se menciona. Y sin embargo, es una de las maneras más eficaces de entender cómo funciona nuestro deseo, qué nos gusta, qué no… y cómo respirar el placer sin depender de nadie.

¿Es egoísta disfrutar de ti misma? Para nada. Es empoderante. No significa cerrar la puerta al otro, sino abrir una puerta interna que quizá llevabas años sin tocar. Y sí, se puede empezar con cosas simples:

  • Un aceite corporal que huela bien y te invite a masajear tu piel con otra intención.
  • Ropa interior suave, que elijas solo para ti.
  • Un espejo, para mirar tu vulva con curiosidad, no para juzgarte.
  • Un juguete erótico, si te llama la atención: los hay suaves, silenciosos y muy fáciles de usar. Nadie nace sabiendo, pero todo se aprende.

Este tipo de exploración no tiene que ser solitaria. Compartirlo con una pareja estable o con amigas de confianza puede ser tan liberador como divertido. El placer no tiene edad, pero la libertad de vivirlo a tu manera sí es un privilegio que muchas redescubrimos con los años.

El clítoris: ese gran desconocido que no miente

Vamos a hablar claro: el clítoris no es solo esa “pelotita” visible. Es un órgano complejo, con más de 8.000 terminaciones nerviosas dedicadas exclusivamente… al placer. Así, sin más. No tiene otra función fisiológica que hacernos disfrutar.

Aún hoy, muchas mujeres creen que el orgasmo solo ocurre con penetración. Y claro, si luego no llegan, se sienten defectuosas. Nada más lejos de la realidad. El 70% de las mujeres necesita estimulación directa en el clítoris para alcanzar el clímax.

Así que, si eres de las que aún siente que “algo le falla”, te lo digo sin rodeos: el problema no eres tú, es la falta de información. Y cambiar esto empieza por tocar, preguntar y probar. ¿Te gusta la presión o las caricias más suaves? ¿Te estimula el roce indirecto o prefieres el contacto directo? ¿Cómo reacciona tu cuerpo en diferentes momentos del mes? Esto también forma parte de conocerte, de reconciliarte con tu sexualidad de forma madura y libre.

Los miedos que hay que dejar atrás

Explorar el placer propio no está exento de dudas. He oído muchas veces frases como:

  • “Ya no tengo el cuerpo de antes.”
  • “A mi edad, ¿qué sentido tiene empezar ahora?”
  • “Siento que me traiciono si disfruto sola.”

A todas esas voces internas, yo les digo: basta. El cuerpo de ahora es el que tienes, y merece afecto y disfrute. Empezar ahora es un acto de valentía, no de locura. Y disfrutar a solas no es excluir a nadie, es incluirte a ti misma.

Recuerdo a una amiga, Ana, divorciada a los 53, que me dijo entre risas: “Creo que mi cuerpo está viviendo una segunda adolescencia… pero esta vez sin complejos ni presiones”. Y no le falta razón. Explorar tu placer no es volver atrás, sino avanzar hacia una versión más consciente, honesta y libre de ti misma.

Conectar con otras mujeres: placer compartido, vergüenza vencida

Una de las cosas más poderosas que he vivido en estos últimos años ha sido hablar con otras mujeres sin miedo, sin filtros. Hacerlo rompe el aislamiento, elimina el mito de que “a mí sola me pasa esto” y crea redes profundamente solidarias.

En esas conversaciones a veces surge la risa, otras las lágrimas. Pero siempre aparece algo muy valioso: la verdad. La verdad de cuerpos deseantes, de placeres redescubiertos, de ganas de vivir a flor de piel.

Si tienes oportunidad de participar en un círculo de mujeres, leer libros escritos por otras en tu misma etapa o simplemente compartir una copa de vino con una amiga y hablar sin tabúes… hazlo. Porque el placer también se nutre de palabras, de escucha y de complicidad.

Redefinir el placer después de los 40 (y más allá)

No hay manual único ni receta infalible. Cada mujer tiene su camino, sus ritmos, sus deseos cambiantes. Y eso está bien. Lo importante es darse permiso para sentir, explorar y reinventarse sin pedir perdón.

El placer femenino no es un lujo, ni una anécdota pasajera. Es una forma de estar viva, de conectarse con el presente y con una misma. Ya no se trata de complacer al otro. Se trata de complacerte a ti, de recuperar ese poder que nunca debiste soltar.

Así que, si llevabas tiempo posponiéndote, si sientes que ha llegado el momento de reconectar con tu cuerpo, de abrir esa puerta cerrada, hazlo. Sin miedo. Sin prisa. Con mucho amor propio. Porque aún hay mucho por (re)descubrir, y lo más hermoso es que depende solo de ti.